La película “La Vida es Bella” habla, en definitiva, de la capacidad de la mente humana y de la imaginación para superar las situaciones más adversas, y también para convertir el mundo en algo mágico si cambiamos nuestra actitud ante él. Una película de tema dramático, pero con innegables toques de humor que plantea una visión diferente (y tremendamente original) del tema del holocausto con un guión más que soberbio. Una película que nos viene a decir que la vida puede ser bella (si sabemos verlo) hasta en las circunstancias más adversas y desagradables.
Analizo junto a Javier Colón el guión de esta película, en una nueva entrega de la sección el guión de cine también es literatura, dentro del programa el rincón de las letras.
Análisis de la estructura en tres actos
Primer acto.
Bastante diferente al resto de la película ya que existe mucho contraste entre este y los dos siguientes. Se trata de un primer acto donde predomina el humor, la magia y los inicios de una historia de amor en un entorno tan agradable como es la preciosa villa italiana de Arezzo.
En 1939, Guido Orefice, un alegre, divertido y carismático joven italiano de origen judío, llega a la casa de su tío en Arezzo para trabajar como camarero en su hotel. Allí conoce a una joven y bella profesora llamada Dora, de la que se enamora inmediatamente y hace lo posible por conquistarla, llamándola princesa y saludándola alegremente con la frase ¡Buenos días, princesa! cada vez que la ve, pero ella es la prometida de un funcionario fascista llamado Rodolfo.
Así pues se narra la seducción de Dora por parte de Guido. El desarrollo de esta seducción se aprovecha muy bien desde un punto de vista narrativo para describir a Dora y a Guido, dos de los tres personajes principales de la película. Guido aparece claramente como alguien muy especial, capaz de descubrir y despertar el lado mágico, positivo y alegre de la vida cada instante. Y esto es precisamente lo que fascina a Dora, que acabará rompiendo su compromiso con el funcionario.
Dora, por su parte, se nos presenta, al principio, como una mujer que trata de adaptarse a lo que la sociedad le pide. Es decir, casarse con el buen partido que representa el administrativo fascista. Pero en el fondo posee un espíritu romántico y rebelde que Guido acaba sacando a la luz, hasta el punto de llevarla a enfrentarse a su familia para finalmente rendirse a él. Así pues, la descripción de ambos personajes se va perfilando magistralmente al tiempo que se desarrolla su historia de amor. La magia de esta se manifiesta en todo su esplendor al final de este primer acto, cuando Guido entra a caballo en el salón donde se celebra la fiesta de compromiso entre Doro y el Rodofo, y se lleva a la maestra, que se sube al animal encantada de la vida.
Al mismo tiempo, se nos describe muy bien el momento histórico desde el punto de vista de la ambientación y de los hechos. Nos encontramos en la Italia fascista, en 1939, momento en el cual la política de Mussolini (que hasta entonces no había sido racista con los judíos) comienza a cambiar a causa de su alianza con la Alemania de Hitler. Poco a poco, vamos viendo como los judíos empiezan a ser perseguidos y vilipendiados.
Se trata de un primer acto donde se nos presenta muy bien a los personajes y se nos pone en antecedente de lo que va a pasar después. Pero al mismo tiempo es una pequeña película dentro de la película: una subtrama con su principio, nudo y desenlace y con sus dos (llamémosles así) subpuntos de giro. El primero yo lo pondría cuando Dora se cae accidentalmente encima de Guido desde lo alto de un pajar y se conocen. El segundo, al final de su primera cita después de verse en la ópera, cuando ella queda fascinada por él y, sobre todo, por su capacidad de extraer la magia de la vida. Punto de giro que nos lleva a una resolución: Guido y Dora escapando a caballo de la fiesta de compromiso.
Segundo acto
Seis años después, en 1945, Guido y Dora están casados y tienen un hijo, llamado Giosuè. A pesar de la guerra y de la invasión nazi de Italia, siguen siendo felices. Guido abre una librería y Dora continúa con su trabajo como profesora. El día del cumpleaños de Giosuè, Guido, su tío y éste son detenidos debido a su origen judío, y subidos a un tren rumbo a un campo de concentración. Aunque Dora no es judía, exige subir también al tren para permanecer junto a su familia, pero al llegar al campo, los hombres y mujeres son inmediatamente separados y el tío de Guido y muchos otros son enviados directamente a las cámaras de gas, ya que, al ser viejos, no se les considera útiles para el trabajo.
El primer punto de giro sería por lo tanto esta detención de la familia para ser llevada al campo de concentración: lo cual desencadena el segundo acto.
Guido oculta a su hijo la terrible situación en la que viven, haciéndole creer que es sólo un juego en el que deben ganar puntos, y el primero que gane 1000 puntos conseguirá un tanque de verdad. También le dice que si llora, pide comida o quiere ver a su madre, perderá puntos, mientras que si se esconde de los guardias del campo ganará puntos extra.
Guido usa esta fantasía para justificar la realidad que les rodea: los guardias los tratan mal porque quieren el tanque para ellos y el número cada vez menor de niños (que están siendo asesinados en las cámaras de gas) se debe a que están escondidos para ganar puntos. Guido consigue convencer a Giosuè para que no quiera marcharse diciéndole que van en cabeza y sólo necesitan un poco más de tiempo para volver a casa con el tanque. A pesar de estar rodeados de horror, tristeza y muerte, Giosuè acaba creyéndolo todo gracias a la convincente historia que le cuenta su padre y a su propia inocencia.
Como todos los segundos actos bien planteados predominan los puntos de acción en forma de reveses: Guido tiene que ingeniárselas para convencer continuamente a su hijo de que todo es un juego planteado en el contexto de un campamento vacacional y, por lo tanto se pueden marchar cuando quieran a casa. Por ejemplo, alguien le habla a Giosué de lo que está pasando realmente y Guido le tiene que convencer de que no es así. O cuando Giosué le ve trabajar agotado y Guido le convence de que se lo está pasando genial: una escena humorística muy ocurrente. Uno de los mejores momentos de resolución de un revés tiene lugar cuando, ante las quejas de Guiosué de que no quiere seguir en el campo de concentración, Guido se la juega diciéndole que se pueden ir ahora mismo si no quiere estar allí, y Guiosué llega a hacer la maleta, pero le convence de quedarse diciéndole que van ganando: son los primeros y pronto se pondrán llevar el tanque a casa.
Y así varios reveses que Guido va solucionando gracias a su ingenio y que hacen progresar la historia y mantener al espectador en vilo.
Quizá el revés más potente sea el del doctor alemán: Guido se encuentra con el doctor que conoció en el hotel, convertido en oficial de las SS, que está eligiendo a los prisioneros que serán mandados a las cámaras de gas. Al ver a Guido, le reconoce y no le manda a las cámaras, y hace que trabaje como camarero en una cena que van a celebrar los altos mandos militares del campo. Guido aprovecha para llevar a Giosuè con él y sentarle en la mesa de los niños para que por un día coma bien. En un momento de la cena, Guido tiene una charla con el doctor, quien le plantea un nuevo acertijo para que le ayude a resolver, por lo que Guido queda decepcionado debido a que había creído (al mismo tiempo que los espectadores) que el doctor iba a ayudarlo a él y a su familia a salir con vida del campo de concentración.
Por unas escenas nos parece que todo va a solucionarse, pero la historia da un giro inesperado y volvemos al punto de partida.
Tercer acto
Los alemanes están perdiendo la guerra y todo es confusión en el campo de concentración: aquí, a mi juicio, podría situarse el segundo punto de giro. Guido trata de aprovechar esta situación de caos para salvar a Giosué y a Dora.
El final no podemos contarlo (para no fastidiar a los que todavía no han visto la película), pero sí decir que es magistral.
Análisis de los personajes.
Hay tres personajes principales: Guido, Giosué y Dora. El resto son secundarios y no merecen excesiva atención.
Las motivaciones de los personajes protagonistas y antagonistas está perfectamente claras.
En el caso de la primera parte, la motivación de Guido es seducir a Dora y forjar una relación a la que se oponen claramente los personajes antagonistas que representan las convenciones sociales: la madre de Dora, Rodolfo el funcionario fascista etc.
En la segunda parte, tampoco hay duda respecto a la motivación de Guido: conseguir que su hijo no sufra y sobreviva al horror. La motivación de los nazis está también muy clara: desgraciadamente, forma parte de la Historia de la humanidad.
Estamos claramente ante personajes tridimensionales.
Dora es una mujer que se debate entre seguir los convencionalismos sociales o amar a Guido. Entre ser la maestra encantadora, la “niña buena” o seguir el impulso de su corazón.
Guido por su parte es alguien que aprende a crear magia, a saber extraer a cada momento lo positivo y hermoso de la vida. Pero es a lo largo de la película donde aprende esta maestría y, de algún modo, las circunstancias le llevan a ello.
Respecto a Guiosué poco se puede decir ya que es un niño de 6 años: lo que predomina en él es una inocencia que le predispone a creer la mentira (bien intencionada) de su padre.
En cuanto a la evolución de los personajes (los arcos de transformación), en el caso de Dora, de ser una mujer subsumida por los convencionalismos sociales, se transforma, gracias a Guido, en alguien que se lanza a vivir su libertad.
La evolución de Guido es la de convertirse en mago durante el desarrollo de la trama; mago en el sentido de saber extraer a cada momento lo positivo y hermoso de la vida y él, movido por las circunstancias de la historia (la necesidad de seducir a Dora en la primera parte, la supervivencia en la segunda), va adquiriendo estas capacidades hasta convertirse en un maestro.
En mi opinión la decisión de convertirse en mago la toma cuando el amigo con el que llega a Arezzo al principio de la película le habla de Schopenhauer y de la capacidad innegable de la voluntad humana para transformar la realidad.