El Manuscrito de San Florián

Conoce mi novela El Manuscrito de San Florián,
mi libro de poemas Todas las Vidas
y mi volumen de relatos Fotos de Ciudades que Amanecen

Entrevista a Cristina Cocca en "El Rincón de las Letras"


Romántica, intimista, sensorial, lírica, sentimental (que no sensiblera). Así es para mí la poesía de Cristina Cocca. Pero el sentido predominantemente apasionado en todo lo que escribe, no le ha impedido nunca a nuestra poeta un concienzudo y meticuloso trabajo de sus versos: un auténtico placer para los que nos consideramos amantes de la palabra y más en estos tiempos donde, a veces, parece que todo vale en el arte y también en la poesía. 
Esta elaborada habilidad poética, este conjugar acertado del instinto y la razón, le han valido a Cristina merecidos premios como el “Poeta Mario López” o el “Amantes de Teruel”, hace muy poco, tan sólo días. Desde aquí le agradezco su dedicatoria del premio a sus "amigos poetas", entre los que me incluyo.
Tuve ocasión de entrevistarla el mes pasado en el programa “El Rincón de las Letras” de “Radio Valentía”  y creo que, entre los dos, conseguimos mostrar con bastante claridad algunas de sus ideas más características a cerca de su concepto de la poesía, la vida y el arte. Una entrevista que Cristina y yo transcribimos aquí y que ningún@ de sus admirador@s se debería dejar de leer.


P: Me gustaría empezar la entrevista preguntándote por el libro "Mujer de Esta Memoria" que obtuvo el premio nacional de poesía “Poeta Mario López” en 2008. Al releer el libro, me ha dado la sensación de que  la pretensión de los poemas es la de  de recuperar un pasado, digamos, idílico, para superar las circunstancias difíciles del presente. Por ejemplo, puedo citar textualmente el final del poema número 3: “Quizás esto es callar melancolías / o es la forma que tengo / para amar lo que siempre regresa a la memoria”. ¿Compartes esta interpretación del libro?

R: El libro está dividido en cuatro estaciones, empezando por el verano, relacionado con la infancia, la primavera que simboliza la juventud, el otoño como el lugar de las pérdidas y las experiencias adultas y el invierno como el logro de la madurez. Así voy recuperando un pasado que es el que forjó mi crecimiento como persona. Aunque en la nostalgia y el recuerdo todos nos formamos un espacio idílico, eso no quiere decir que no responda a la realidad de lo que pasó y tampoco con ello queremos superar un presente difícil. Quizás añoramos pero eso es simplemente porque no queremos asumir el paso del tiempo. El libro debe ser interpretado como una relación interior de experiencias a lo largo de eso que se llama vida, de todo lo que es vivir, sentir, amar, sufrir y conocer. Así hasta llegar a la conclusión de que hemos vivido pero nos hemos dejado muchas cosas en el camino.

P: En nuestra sociedad occidental moderna existe una tendencia cultural muy arraigada que es la de hacer justamente lo contrario a lo que tu planteas en Mujer de Esta Memoria. Es decir, proyectarnos hacia el futuro para huir de un presente desagradable o no del todo satisfactorio. Tú, sin embargo, parece que planteas justo lo contrario. ¿Sientes que con esto vas un poco a contracorriente de lo que es la pauta cultural habitual? ¿Piensa que hay algo de rebeldía en esto? ¿Hasta qué punto crees que tu poesía es rebelde?

R: Si en la sociedad moderna proyectamos hacia el futuro sin reconocer el pasado, es que no hemos aprendido de él, que el pasado no ha echado raíces en el alma, en la formación de la persona al no saber cribar lo que ha sido bueno y lo negativo sin descartarlo del todo porque de lo malo también se aprende. En mi libro se va desde el pasado al presente y hay un futuro que nunca se expresa como algo realizado porque en mi libro no hay futuro porque no existe algo que se llame futuro. Solo está el devenir de la existencia y entonces tendríamos que ir hacia reflexiones filosóficas que en la poesía, sinceramente, no tienen por qué figurar. Esto es poesía, no filosofía, eso lo hacen los filósofos. Y los poetas hablamos de vida y del hombre, universal e individual. Yo creo que en mi poesía más que rebeldía, que la hay también, hay una especie de resignación ante lo que acontece como algo quizás inevitable pero a la vez manteniendo una esperanza ante lo que puede ser cambiado.

P: Hablemos de tu poesía en general. Si yo fuera crítico literario, la definiría como “una llamada a los sentidos”. Ya que, desde mi punto de vista , posee una gran capacidad de despertar sensaciones en el lector. Por ejemplo, cito textualmente también del libro Mujer de Esta Memoria: “Sólo puedo ofrecerle / un manantial de lluvia entre las manos”. “Será este plenilunio, fulgor en tus ventanas”. “Pero en algún momento / el mar nos clausuraba las pizarras / con su golpe de azul en los pupitres / y un diminuto sol aparecía / de pronto en los cuadernos”. ¿Crees que lo sensorial lo más importante de tu poesía?

R: Utilizo a veces el recurso de la “sinestesia” para combinar los sentidos con los que se percibe el mundo, la naturaleza. Puede que mi poesía sea a veces sensorial  porque de sensaciones está llena la vida. Usamos los sentidos para relacionarnos, para el placer, para el dolor, para todo .Creo que más que sensaciones, mi poesía pretende crear imágenes, formar espacios, entroncar espíritu y carne, envoltura física y aquello que trasciendo desde el alma.

P: ¿Qué lugar ocupa el movimiento romántico en tu obra? ¿Te consideras una heredera del Romanticismo?

R: Yo no diría tanto. Se puede ser romántico sin aparentarlo. Siempre he dicho que el romanticismo es la hipertrofia del “yo” pero, ¿qué haríamos los poetas sin tener viva la llama del idealismo, de que existen los sueños, de que la palabra es creadora de esa vida interior que quiere tener su espacio entre los demás? Soy romántica, sí porque en mi poesía miro al mundo algunas veces con tristeza, otras con melancolía y muchas con esperanza. Y sé que en la vida interior que tiene el hombre, hay muchas respuestas para entender el mundo. Y no hablo de misticismo. Solo hablo del romanticismo que para mí es una forma de vida.

P: Sé que esto puede ser difícil de contestar porque la poesía es un tipo de creación artística que proviene en gran parte del inconsciente, como ya descubrieron hace mucho tiempo nuestros queridos surrealistas. De hecho, muchas veces ni nosotros mismos, los poetas, sabemos qué buscamos cuando escribimos un poema. Sin embargo, cuáles crees que serían tus objetivos principales al escribir un poema. Es decir, qué pretendes despertar principalmente en el lector. ¿Emoción, reflexión, sensaciones...?

R: Considerando que uno de los principales sinónimos de poesía es belleza, intento que mi poesía la tenga, belleza en los términos, en las imágenes, en las metáforas, perfección en la técnica, armonía en las formas.
Otro de mis objetivos es despertar una emoción, que haya hondura. Y estimular la imaginación del lector para que no se quede solo en la apariencia de las palabras, que buceen, que escarben, que vea la trascendencia desde lo más sencillo de percibir como de lo más conceptual para entender.

P: Hace unos años, al salir de uno de tus recitales, recuerdo que nuestro compañero de tertulia y sin embargo amigo (ja, ja, ja), Alejandro Torres, por otra parte gran admirador de tu trabajo, me comentó que, desde su punto de vista, en tu poesía casi siempre el escenario es muy parecido: la casa unifamiliar aislada en medio del campo, cerca del mar y / o de la naturaleza. Yo le dije que sí, que por lo que había escuchado y leído tuyo tenía una sensación parecida. ¿Estás de acuerdo con esta apreciación? En caso afirmativo, me gustaría que nos explicaras por qué.

R: Una casa, un jardín, el mar, una calle, la ciudad, un pueblo, un árbol, un patio, un desván (¡ah, un desván que es lo más interior que tiene el hombre, allí donde van a parar los recuerdos, el poso que va dejando la vida, la sabiduría que adquieres con los años!) todo eso es el habitat del ser humano. Todos son símbolos y a la vez realidades tangibles y reconocibles como el espacio en que te mueves y piensas. Y creas.

P: Por último, me gustaría preguntarte por la poesía mística, ya que creo que también la has cultivado y además has ganado algún premio consistente en poesía con esta temática. ¿Cuál crees que es el futuro de la poesía mística? ¿Crees que tiene todavía algo qué decir en una sociedad tan materialista, tan volcada en el consumo? ¿Crees que todavía puede despertar interés, por ejemplo, en una juventud cada vez más alejada de los valores espirituales.

R: El poema al que te refieres fue premio en Malagón, Ciudad Real con el tema obligado sobre la figura y obra de Santa Teresa. No hago poesía mística en el sentido literal del término entendido como la experiencia difícil de alcanzar en la unión del alma con lo sagrado. Hay otras formas de mística que son las experiencias más allá de lo terrenal, el deseo de alcanzar la perfección espiritual. Quizás eso es lo que hacemos todos los poetas. No me gusta, aunque soy bastante religiosa, la poesía piadosa. En la juventud hay un acercamiento a lo espiritual, hay interés por la trascendencia. Aunque estamos abocados al consumo y a lo material, a lo fácil de comprender y a las cosas que no nos muevan a pensar demasiado.

P: ¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?

R: Mis más inmediatos proyectos son seguir participando en las tareas del grupo de poesía del Círculo de Bellas Artes y de la Asociación Verbo Azul, asistir a los recitales de los amigos, seguir escribiendo si la inspiración (sí, esa tan denostada inspiración como una cosa antigua y sin embargo tan necesaria en un poeta o artista) y recoger dentro de unos días mi último premio en Teruel para mi libro “La heredad de la luz”. Alegría  que dedico y comparto con todos mis compañeros poetas.  


CON LENTITUD DE GEISHA
Cristina Cocca Arnedo

Del libro “MUJER DE ESTA MEMORIA”, Premio “Poeta Mario López”

Excmo. Ayuntamiento de Bujalance, (Córdoba)



Abriré los balcones en el tiempo de sol

que nos dejó la lluvia en las esquinas.

Y habrá una lunación

de nieve en los cristales,

será este plenilunio, fulgor en tus ventanas.

Y me desnudaré,

con lentitud de geisha,

para vestir la ropa que hilvana tus costuras,

esa ropa que encuentro descubriendo baúles

en la oscura oquedad de los desvanes

donde antes sólo había recuerdos de la infancia.

Abriré los balcones en el tiempo de luz

que dejó tu presencia en mis espejos.

Y en aquel surtidor

de fuego que nos brota de las manos,

buscaremos caricias con mis últimas brasas.


Y volveré a vestirme

con la primera tela que me alejó del frío,

deshabitando armarios, buscando en los cajones

cualquier cosa que me hable de tu cuerpo,

los guantes tan asidos a tu tacto,

tu jersey predilecto del domingo.

Y esperaré al invierno mientras la primavera

se ciñe a tu cintura y me reclama.