Esto es lo que ha dicho Emilio Porta, crítico de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, sobre el libro LAS RAZONES DEL
LOBO Y SOFISMAS, de José María Herranz:
Como
ya te dije en Leganitos, en la asociación de escritores, lo que leí me pareció
extraordinario. Ahora que lo he leído de nuevo a fondo, te tengo que repetir que
es un gran libro, José María. Y lo tengo precisamente ahora, en mi mesita
auxiliar, al lado del ordenador, porque es un poemario que nunca te puedes
permitir que no esté a la vista.
Solo recordaros la fecha y el lugar de la presentación:
Próximo lunes día 6 de febrero en el Café Libertad
(C/Libertad, 8) a las 19 horas.
Poneros un enlace de información sobre el libro.
Y, con el permiso de José María, reproducir aquí otro poema:
Dime cómo hacen el amor las ruinas
seré como tú ordenes, seré como me mandes
y la cola de conejo nuestro mártir.
Cuánto goce retienen los hombres en mis brazos
cuando se buscan, charco en que tropiezan
porque ansían que los mate de igualdad imposible
los hombres creen poseerme
cuando sobre mí se alcanzan
e ignoran qué gruta los domina
con sólo mirarlos de lado.
Qué ridículos están en calzoncillos
cuando a la luz de la vela sus carneros orales maman;
ellos me fuerzan, ellos me obligan a postrarme,
ellos me cabalgan de rodillas
sin saber que los detengo,
contra mi parachoques inmanente, su trascendencia muda,
roto su anhelo, rota la pala y la caricia,
trozos de estériles millones.
Sabias las mujeres que dominan a los hombres:
ellas nunca procrean más de sí,
no fusionan los tabiques, no se olvidan,
hacen su inversión lo más directa de miel
con el secreto y la bota que los pierde;
cuando los hombres me maltratan, se laceran ellos mismos,
cuando buscan mi agonía, prolongan más la suya,
cuando roen de mi amor, los lleno de cadenas.
Será como ellos dicen, será como sociales letanías
mi falda plisada en raso negro
y su volcán de duda, apariencia de cariz;
será como ellos cuentan, será como el pronombre de la
Historia
su tango prudencial de mitra rasa
y sus dominancias invertidamente ilusas,
rectos por temblor de curva,
masculinos por su cadáver hembra,
castrados con su falo redentor, por el vacío que los
muerde.
Jose María Herranz