Además de recomendaros fervorosamente el libro de José María Herranz, LAS RAZONES DEL LOBO Y SOFISMAS, del que podréis saber más si pincháis en este enlace y/o en este otro, me gustaría animaros a venir a su presentación.
El evento tendrá lugar el próximo lunes día 6 de febrero en el Café Libertad (C/Libertad, 8) a las 19 horas.
Como ya habréis visto en la invitación que he puesto más arriba, voy a tener el honor de leer un poema del libro, una hermosa prosa poética sobre un amante, abandonado, desengañado y maltratado que, con permiso de Jose María, reproduzco a continuación:
Tú me preguntas por estar conmigo de silencio, mi cuerpo y mi forma de hacer el amor; mas yo soy como el arco y tú la flecha, como la mujer que muta instantes en palabras, vencedor de la rabia suprema, habitante de arcoíris terrenal. Tú me preguntas con tu sola presencia qué fue de mi cuerpo aquel de entonces, el sumido, el vencedor; mas ya la aceptación permite tópico de mar, sabueso rastreador de las columnas. Soy mi propia imagen ¿no lo entiendes? No me entiendo. ¿Qué ser cuando se ha sido? ¿Qué buscar cuando las paralelas se cruzaron? ¿Qué sentir cuando el hueso retrocede? Mi carne es por amor a la idea que obstaculiza el remo. Mi espera es ya el vaso de tu machismo. Mi saco llena el molde con vacío. Cuerpos que se resisten a sí mismos, fatalidad de haber cumplido la misión, resistencia que emana el volcán de la duda, el tapón de la belleza, para una mísera acepción de una palabra hecha carne por el otro. No soy lo que me creo. Prefiero dormirme mirando ante el espejo este desnudo extraño que me amaron y sigue atormentándome... Tomad, este es mi cuerpo; bebed, esta es mi sangre.
José María Herranz
Tú me preguntas por estar conmigo de silencio, mi cuerpo y mi forma de hacer el amor; mas yo soy como el arco y tú la flecha, como la mujer que muta instantes en palabras, vencedor de la rabia suprema, habitante de arcoíris terrenal. Tú me preguntas con tu sola presencia qué fue de mi cuerpo aquel de entonces, el sumido, el vencedor; mas ya la aceptación permite tópico de mar, sabueso rastreador de las columnas. Soy mi propia imagen ¿no lo entiendes? No me entiendo. ¿Qué ser cuando se ha sido? ¿Qué buscar cuando las paralelas se cruzaron? ¿Qué sentir cuando el hueso retrocede? Mi carne es por amor a la idea que obstaculiza el remo. Mi espera es ya el vaso de tu machismo. Mi saco llena el molde con vacío. Cuerpos que se resisten a sí mismos, fatalidad de haber cumplido la misión, resistencia que emana el volcán de la duda, el tapón de la belleza, para una mísera acepción de una palabra hecha carne por el otro. No soy lo que me creo. Prefiero dormirme mirando ante el espejo este desnudo extraño que me amaron y sigue atormentándome... Tomad, este es mi cuerpo; bebed, esta es mi sangre.
José María Herranz
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