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Análisis del guión de la película Detroit

En una nueva edición de la sección EL GUIÓN TAMBIÉN ES LITERATURA, dentro del programa de radio EL RINCÓN DE LAS LETRAS, Javier Colón y yo analizamos la película Detroit.

No os perdáis nuestro programa  el viernes 17 de noviembre en Libertad FM (107.0) de 20 a 21 horas y/o el lunes 20 de noviembre en Onda Verde (107.9) de 18 a 19 horas.



Película basada en hechos reales que tiene lugar durante los disturbios raciales de 1967 en Detroit.
En el verano de 1967, la policía llevó a cabo una redada en el Motel Algiers de Detroit. Esta incursión policial contra la población negra acabó con la muerte de tres hombres afroamericanos, mientras que otros siete recibieron brutales golpes, así como dos mujeres blancas. Estos sucesos desencadenaron uno de los levantamientos ciudadanos más grandes y violentos en la historia de Estados Unidos.

Primer Acto
Está claro que la función principal de este primer acto es ponernos en situación. 
Mediante una secuencia de dibujos animados, se nos explica cómo llegaron los pobladores negros a Detroit en busca de trabajo y una mejor vida y, sin embargo, fueron explotados y relegados por la burguesía blanca condenándolos a vivir en guetos marginales. Después se nos explica el origen de los disturbios de 1967, que tuvo lugar a causa de una redada de la policía en una fiesta que se celebraba en un barrio negro. Y como, a partir de aquí, todo comenzó a complicarse, pues los pobladores de estos suburbios, frustrados por su situación de marginalidad y pobreza, comenzaron a asaltar comercios y a saquear tiendas.
La intervención de la policía de Detroit contra esta minoría negra comienza a ser brutal, casi como en un estado de guerra. Ante esto, muchos negros se apostan en los tejados como francotiradores para combatirles.
En este contexto de asalto brutal a los guetos negros por parte de la policía de Detroit, se nos presenta a Philip Krauss un policía blanco utra violento y, según nos lo describe la película, podría decirse que psicópata, que dispara a un negro que ha saqueado una tienda y que huye, por la espalda, muriendo éste poco tiempo después. A causa de esto, uno de sus superiores, se supone que mucho más honrado que la mayor parte de la policía,  le llama a su despacho y le dice que piensa acusarle de asesinato.
Después se nos presenta a los personajes Larry Reed y Fred Temple, dos negros que cantan en un grupo de música y que llevan a cabo una actuación. Cuando acaba la misma, es de noche y les pilla el toque de queda y se ven obligados a coger una habitación en el motel Algiers, donde se centran los hechos fundamentales de la película. Se puede decir por lo tanto que en el desarrollo de este primer acto, esencialmente, el guión nos lleva de la mano de lo general a lo particular.
En este motel conocen a dos muchachas blancas (Julie Ann y Karen) que, por lo que parece, se dedican a la prostitución. Hacen amistad con las dos chicas y éstas les invitan a comer algo en la habitación de Carl Cooper, un muchacho  negro como ellos que ha convidado además a un grupo de amigos, igualmente de color.
En un momento determinado uno de ellos comienza a quejarse, haciendo una especie de dramatización improvisada con un compañero, sobre lo mal que se trata a la gente de raza nagra en esa sociedad. Es en este momento cuando se pronuncia una de las frases clave de la película:
“Ser negro es como tener una pistola apuntándote a la cara”
Después, decide, con una pistola de fogueo, gastar una broma a la policía, como si fuera un francotirador. Tiene lugar el primer punto de giro y se inicia el segundo acto.

Segundo acto

Un grupo de policías, comandados por el sanguinario Philip Krauss asalta brutalmente el
motel Algiers en busca del inexistente francotirador. Al entrar, tirotean y matan al muchacho que les ha disparado con la pistola de fogueo. Después ponen a todos contra la pared y les someten a una terrible tortura para que confiesen quién es y dónde está el francotirador: simulan entrar en una habitación llevándose en cada ocasión a uno de los detenidos y simulan matarle.
Esta escena de tensión y de brutal interrogatorio es el cuerpo de la película, ya que
transcurre en ella casi una hora de las dos con las que cuenta la totalidad del film.
Podríamos decir que este segundo acto funciona- o podemos decir que funciona- por la utilización de recursos más cinematográficos que propiamente literarios: el gran dramatismo de la situación que plantea, el realismo casi documental de la escena, la tensión de la cámara al hombro etc. Pero creo que no existe apenas impulso dramático, ya que la acción de la película permanece como estancada y los mismos hechos se repiten una y otra vez. No confiesan, vale, pues metemos a uno de ellos en la habitación y hacemos que lo matamos entre amenazas y llantos. Y así sucesivamente durante casi una hora… Además, al menos desde un punto de vista literario, cuesta mantener la atención del espectador cuando adivinamos un desenlace que sí o sí va a ser dramático. En resumidas cuentas y, siempre en mi modesta opinión, el segundo acto se salva por la maestría cinematográfica de la directora Kathryn Bigelow, no porque funcione desde un punto de vista literario.
Además, hay algo evidente que le resta verosimilitud: ante un interrogatorio tan brutal resulta sorprendente que nadie cuente lo que realmente ha sucedido; que fue todo una broma con una pistola de fogueo. Igual, dada la situación, el desenlace hubiera sido el mismo, pero resulta sorprendente que nadie lo diga hasta casi al final, cuando Julie Ann se lo cuenta a un policía, ya fuera de la habitación donde tiene lugar el brutal interrogatorio.
En resumen, tal y como adivinamos desde el principio, este segundo acto, acaba dramáticamente: tres muertos y, el resto de los interrogados, víctimas de torturas y vejaciones.

Tercer Acto
Los hechos del Motel Algiers saltan a la opinión pública, se recrudecen las protestas y la policía encuentra a los responsables
Tiene lugar un juicio contra ellos, pero no queremos desvelar el final de la película.

Personajes
Al tratarse de una película de carácter documental y centrado en la acción, el tratamiento de los personajes no llega a ser demasiado profundo. 
Quizás el personaje mejor desarrollado es el del músico y cantante negro Larry Reed, al que vivir los dramáticos hechos del motel Algiers, le hace cambiar radicalmente su actitud hacia la música, la vida y su relación con las personas y especialmente con la gente de raza blanca.
Otro personaje interesante es el del sanguinario policía Philip Krauss, pero no muy bien desarrollado en el guión; en mi opinión desde un punto de vista literario, más bien parece el psicópata capaz de cualquier barbaridad que el producto de una sociedad enferma, que es lo que realmente debió ser. El personaje se salva por la estupenda interpretación del actor Will Poulter, es decir, por factores extra literarios, tal y como ocurre con gran parte de los elementos que conforman la película.


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